21 Apolonio, hijo de Menesteo, fue enviado a Egipto para la boda del
rey Filométor. Cuando supo Antíoco que aquél se había convertido en su
adversario político se preocupó de su propia seguridad; por eso,
pasando
por Joppe, se presentó en Jerusalén.
22 Fue magníficamente recibido por Jasón y por la ciudad, e hizo su
entrada entre antorchas y aclamaciones. Después de esto llevó sus tropas
hasta Fenicia.
23 Tres años después, Jasón envió a Menelao, hermano del ya
mencionado Simón, para llevar el dinero al rey y gestionar la negociación
de asuntos urgentes.
24 Menelao se hizo presentar al rey, a quien impresionó con su aire
majestuoso, y logró ser investido del sumo sacerdocio,
ofreciendo
trescientos talentos de plata más que Jasón.
25 Provisto del mandato real, se volvió sin poseer nada digno del
sumo sacerdocio, sino más bien el furor de un cruel tirano y la furia de una
bestia salvaje.
26 Jasón, por su parte, suplantador de su propio hermano y él mismo
suplantado por otro, se vio forzado a huir al país de Ammán.
27 Menelao detentaba ciertamente el poder, pero nada pagaba del
dinero prometido al rey,